jueves, 18 de enero de 2018

" No siempre estarás motivado, aprende a ser disciplinado "

Semana del 8 al 14 de Enero de 2018

Lunes, 8 de Enero de  2018

Miércoles, día 3 de Enero.

Ruta: Santa Amalia, Valdehornillo, Canal, Escurial, Miajadas  Santa Amalia.

Distancia: 57,11 km

Tiempo: 2h y 49 m

Velocidad media: 20,22 km/h

Velocidad máxima: 45,82 Km / h

Distancia total: 4.533,63 Km.

Participantes:  Enrique, Flore, José Mari, Ramón, Paco  y Pablo



Referencia fotográfica de la ruta :

  












Viernes, 12 de Enero de 2018


Asistentes a la ruta: Josemari y Flore.

   

Tiempo empleado: 3 h. 36 m.28 sg.
Velocidad Máxima: 40 Km/h.
Velocidad Media: 20,3 Km/h.
Parciales: 73,23 Kms.
Totales: 4.606,86 KMS.

Recorrido: Santa Amalia, Valdehornillos, Canal Secundario nº 3, Canal De Orelalna, Miajadas, Camino Vecinal de Robledillo, Río Burdalillo, Escurial Casar de Miajadas, Vivares, Valdehornillos, Santa Amalia.


Comentario

Cada cual con su propuesta, al final solo hemos ido dos ciclozumos Josemari y yo. La ruta ha sido a la cola del Pantano del Búrdalo, pero sobre su afluente el río Burdalillo. Mañana de una pelona tremenda. Salimos demasiados puntuales y hemos pedaleado por la carretera de Valdehornillos a ritmo de calentamiento, tranquilos, pausados y cambiando de vez en cuando algunas impresiones.
Vimos un buen grupo de grullas posadas en el barbecho, nos acordamos de Enrique, pero al parar para hacerlas unas fotos salieron a volar, nuestro gozo en un pozo. Nos fuimos por el Canal Secundario nº 3, por el canal principal y por la nacional antigua, para cruzar Miajadas y llegar hasta el alto de la gasolinera. 



De allí tomamos el camino vecinal asfaltado de Robledillo de Trujillo hasta que llegamos a la cola del río Burdalillo, después de cruzar momentos antes el río Búrdalo, más seco que el "Ojo de Inés". Allí nos juntamos con el miajaleño que está en la foto. Dice que iba a dar una vuelta, pero Josemari y yo decidimos que iba a poner los anzuelos para las aguanieves, que se veían muchas por aquel entorno. El señor estaba colorado como un pimiento morrón y decidimos así mismo que se había machacado ya lo que faltaba de la botella de vino que se ve al pie. Así y todo nos ofreció un trago. Josemari lo probó y dice que estaba un poco dulzón pero muy rico. De regreso nos fuimos por Escurial y por la carretera del Casar. De allí pedaleamos ya sin tregua por la carretera de Valdehornillos hasta casa.




La primera parte del recorrido lo hicimos al unísono de un pedaleo moderado, pero en esta última parte, las piernas de Josemari se volvieron locas y pedaleaban como ya sabéis todos como lo hace, aunque en honor a la verdad, jamás me abandonó. Tiraba un poco, se distanciaba unos metros y miraba de reojo, esperándome hasta que le daba alcance. Cuando llegamos a la sede Alejandro se extrañó de que los Ciclozumos fueran hoy tan mermados.

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