Ruta: A Guadalupe en dos etapas.
1ª Etapa: Santa Amalia - Valdehornillos - Vivares - Casar de Miajadas - Puebla de Alcollarín - Palazuelo - Vía Verde ( 42 km ) - Logrosán - Cañamero - Guadalupe.
2ª Etapa: Guadalupe - Alto de Puerto LLano - Carretera hacia Navalvillar de Pela - Canal de la Dehesa - Madrigalejo - Tramo de Vía Verde - Palazuelo - Puebla de Alcollarín - Casar de Miajadas - Vivares - Valdehornillos - Santa Amalia.
Distancia: 210,18 Km
Tiempo: 11 h y 38 m.
Velocidad media: 18,06 Km / h
Velocidad máxima: 49,83 km/h
Distancia Total: 3.439, 53 Km.
Participantes: Amalio, Enrique, Flore, Paco y Ramón ( " Los cinco magníficos " )
Anecdotario:
Llegó el gran día, ruta a Guadalupe, por fin. Los preparativos en los días anteriores fueron intensos...limpiar la bicicleta ...engrasarla...quedarla a punto....qué me llevaré de equipaje..cuidado que va a hacer mucho frío...en fin todos un poco nerviosos como niños ilusionados cuando se van de excursión.
Ha sido un reto ?...una meta ?......un objetivo ?....un logro ?....un esfuerzo ?....una satisfacción?.....quizás, pero lo que sé seguro que ha sido una felicidad pedalear con mis compañeros de viaje. Compartir momentos, lugares y emociones vividas en esta Ítaca no tiene precio, no se paga con dinero....sólo hay que vivirlo. Gracias compañeros.
La salida, como siempre puntual, con la incertidumbre de un viaje tan largo, con el miedo de si llegaríamos o no, si seríamos capaces de subir esas cuestas, nos ponemos en marcha. José Mari nos despide deseando nos una buena ruta y pasando un poco de envidia sana.Iniciamos como no puede ser de otra manera al ritmo tranquilo e ilusiónante en dirección a Valdehornillo, Vivares..Casar de Miajadas..hasta Palazuelo, donde hacemos la primera parada para desayunar....cuando la meta es lejana, parece que no hemos entrado, ni tan siquiera en calor....

Tras este pequeño receso, continuamos la ruta y , tal como estaba previsto, cogemos la vía verde. Al principio parece muy interesante por los paisajes y lugares que vamos conociendo, pero a lo largo de la vía los kilómetros empiezan a pesar, hasta el punto de que algunos estábamos hasta....de vía....verdad Amalio ?. Pero resultó interesante, por el paso por las estaciones derruidas de Madrigalejo, Zorita , Logrosan , por las fotos y por las conversaciones ocurrentes de todos, sobre todo " del dicharachero " y del " cantógrafo ". Mientras tanto el " vigilante del grupo " iba y venía para controlar todo y a todos. A la altura de las centrales termosolares, en una parada turística conocemos a una chica, Ángela, encargada de la laguna artificial de la central...nos hace unas fotos y, como no podía ser menos, fue nombrada madrina del día. Madre mía..cuando se terminará esta dichosa vía....por fin divisamos Logrosan....hacemos un recorrido turístico por el pueblo y llegamos al Restaurante Los Rosales, donde paramos a comer. Realmente está parada fue milagrosa, nos recuperamos un poquito,...nos vino " como agua de mayo " y nos preparamos para los momentos duros que nos quedaba.

Pasado un tiempo de descanso, nos encaminamos a la primera gran prueba del día, la subida a Cañamero, llegaba la guerra. Cada uno a su ritmo, cada uno con su esfuerzo, cada uno con el sufrimiento del pedaleo, pero cada uno con la ilusión de llegar a esa cúspide que parecía inalcanzable, pero que poco a poco estaba más cerca. Fue dura, muy dura, una, dos, tres..rampas y " voila " llegamos a Cañamero. Al llegar nos felicitamos con un abrazo entre todos y cada uno. Nos recompensamos con un café en el Bar Ximenez. Supuso un pequeño descanso y un recuerdo para los caminantes, cuando otrora pasaban por allí.

Una vez recuperados volvemos a la siguiente batalla, el puerto de Puerto Llano. Por parajes naturales impresionantes, comenzamos a subir, pero había que eternizar ese lugar y ese momento. Hacemos una parada superfotográfica , con fotos ( que unas veces tira Enrique y otras veces tira Paco ) que estarán siempre en nuestras rutinas..y " palante ", seguimos la guerra, empieza el sufrimiento, el esfuerzo, ...llegaré arriba...cada uno a, como antes, a su ritmo llegamos arriba donde nos volvemos a felicitar con un apretón de manos. Habíamos conseguido vencer la segunda batalla bien es verdad que unos más tocados que otros. Hicimos un pequeño descanso, recuperamos liquido, evacuación conveniente y algunos ejercicios físicos para templar las músculos castigados por la dura subida.
Nuestro vigilante del grupo, que en todo tiempo nos fue guiando como un angel de la guardia, nos anima diciendo que está todo hecho, sólo nos queda una pequeña subida antes de entrar en el viaducto. Así emprendemos la última parte de la etapa. Efectivamente, comparada con los tramos anteriores, ésta cuesta nos parecía una " mimieza ". Llegamos al camino que nos conducía al viaducto, nos paramos porque dos chicos jóvenes habían hundido su coche en el fango. Poco podíamos hacer nosotros con la " tralla " que traíamos de atrás, pero así y to, nos brindamos a ayudarles. Seguimos al viaducto ( por cierto lleno de agua ), donde las vistas son impresionantes y un amable señor que paseaba nos hizo la sesión de foto correspondiente. Al final del viaducto había que subir una " superrampa " que optamos por bajarnos, excepto Flore y Enrique. Éste nos quedó sorprendido.

Ya estábamos en Guadalupe, como corredores de un marathón, o de una carrera de formula V, o como se hubieramos ganado un Tour de Francia, subimos la calle que nos llevaba al Monasterio, perla indiscutible de este pequeño pero maravilloso pueblo de nuestra Extremadura. Al llegar a la escalinata de su fachada nos fundimos en UN ABRAZO CON MAYÚSCULA que representaba todo, alegría, satisfacción, orgullo, esfuerzo, sufrimiento, pero sobre todo felicidad por haber conseguido un logro más en nuestra ya dilatada vida, ahora de jubilado. Otra cosa más que podemos contar a nuestros niet@s.
Tras ese momento, nos marchamos a la Casa Rural de la Albacería, donde nos esperaba una buena ducha, los comentarios de la jornada de ciclismo vivida y preparativos para la cena de homenaje a los campeones. Sin más salimos a comprar viandas para la cena y nos preparamos un manjar, bueno no lo fue, pero lo pareció, pues el momento y la compañia era más importante que la comida. Tras un pequeña sobremesa, los cuerpos pidieron cama para descansar pensando en la jornada del día siguiente.
La vuelta

Son las 7,30 h. del día 9 de noviembre, como resortes saltamos unos antes que otros de la cama, pero todos dispuestos con valentía a la segunda jornada que nos llevaría de vuelta a nuestro pueblo. Tras un desayuno abundante por lo que pudiera pasar, salimos a las a las 9 h. dejando en perfecto estado de revista la casa, encaminamos por la misma salida hacia el viaducto, excepto mi compadre Flore que decidió irse por la carretera. Nos despedimos de Guadalupe y, como si la providencia o el destino lo quisiera, al incorporarnos a la carretera coincidimos con el compadre, como si estuviera predeterminado que la ruta era de todos y todos teníamos que estar juntos. Subimos muy bien al puerto y una vez allí el vigilante del grupo nos dijo que ya habíamos hecho un tercio del camino en cuanto a esfuerzo se refiere. Llevaba razón porque a partir de ahí, todo fue " coser y cantar ", con el aire a favor y cuesta abajo, las bicicletas iban como impulsadas por un motor. Fue un rato muy divertido, solo interrumpido por la parada turístico - fotográfica en las Bodegas Ruiz- Tores, donde una persona muy amable y amante del ciclismo nos hizo varias fotos y nos permitió pasar a sus instalaciones para verlas. Fue muy interesante,..las fotos también.

Reanudamos la marcha con un ritmo impropio de cuerpos que llevaban más de ciento treinta kilómetros en sus espaldas, velocidades que oscilaban entre 26 y 30 km por hora. Parecía increible. Así llegamos al Canal de la Dehesa, donde lo recorrimos a la misma velocidad, aunque Enrique se esforzará en convencernos que no había ninguna prisa. Volvemos a coger la Via verde, en este ocasión durante pocos kilómetros hasta llegar a Madrigalejo, donde decidimos parar a descansar,y comer algo para reponer fuerzas suficientes para llegar a Santa Amalia. Así lo hicimos, compramos algunas viandas y cervezas en el DIA de ese pueblo y enfrente de la casa donde falleció Fernando el católico hace quinientos años, tuvimos comiendo y haciendo nuestro pequeño homenaje a este acontecimiento histórico.
Desde allí seguimos a Palazuelo, donde hicimos una parada más para tomar café y prepararnos para la última etapa hasta Santa Amalia, donde entramos en formación, como verdaderos heróes, para nosotros. Al llegar a Alejandro, como viene siendo habitual, nos sentamos en la plaza, orgullosos del logro conseguido y nos tomamos el último refrigerio de felicitación.
¡¡ VIVA LA VIDA !!
No hay comentarios:
Publicar un comentario