Miércoles, 4 de octubre de 2017.
Ruta: Santa Amalia, Yelbes, Valdetorres, Pista del Coto de Guareña, Canal del Zújar, La Zarza, Alange, La Zarza, Villagonzalo, Canal del Zújar, Valdetorres, Yelbes, Santa Amalia.
Distancia: 88,21 Km
Tiempo empleado: 4 h. 34 m. 19 s.
Velocidad Media: 19,2 Km/h.
Velocidad Máxima: 58 Km/h.(Enrique 62,2 km/h)
Distancia Total: 2.488,01 Km.
Participantes: Amalio, Enrique, Flore, José Mari, Juan, Pedro, Santiago
Anecdotario: ( Escrito por mi compadre Flore ) A la hora convenida, media docena de ciclozumeros estábamos en la puerta del
Bar Cidoncha como es habitual para emprender el recorrido de esta jornada, que
era un poco especial, tanto por su distancia, cuanto por ser un lugar al que no
habíamos ido nunca. Algunos observaron que faltaba mi compadre Paco y les
extrañaba muchísimo que no fuera a venir al evento, más Enrique y yo mismo les
sacamos de dudas, al explicarles que se había sacado una muela, que estaba
tomando antibióticos y que el doctor le había recomendado que no hiciera
esfuerzos excesivos. Así que tendremos que organizar otro día el mismo
recorrido, ya que él era uno de los que estaba interesado de manera especial en
el mismo, toda vez que uno de sus primeros destino como maestro fue
precisamente Alange y de aquella ocasión guarda buenos recuerdos. Por fin
decidimos salir y he aquí que nos percatamos de que faltaba Amalio. Entonces
alguien dijo que no vendría, pero yo recordé que había puesto una manita en el
guasap, con el dedito hacia arriba en señal de OK. Así pues Enrique le llamó
por teléfono y estaba tan tranquilo en casa, esperando la hora convenida de
siempre, sin haber observado que se había adelantado el horario de salida en
esta ocasión excepcional. Nos fuimos a su encuentro, le cogimos de paso y nos
fuimos para la carretera de Yelbes, por la cual fuimos agrupados como una piña
y de esta guisa casi todo el recorrido de ida.
Los veinte kilómetros
aproximados que tenemos que recorrer por el Canal del Zújar están a tramos
buenos y regulares para nuestras bicicletas, pero algo peores para la de carretera,
así que al llegar a la Zarza, Pedro le comunicó a Josemari que se volvía por la
carretera de Guareña. El recorrido del Canal atraviesa cuatro carreteras distintas
con sendos STOP, la primera la de la Estación de Guareña, la segunda la de
Mérida a Guareña, por Valverde, la tercera la de Don Benito a Olivenza, por Guareña, Alange y Almendralejo, y por fin la de
Villagonzalo a la Oliva de Mérida que se cruza a distinto nivel por debajo del correspondiente puente.
Aunque el recorrido del canal suele ser llano, en esta ocasión existen sendos
desniveles sobre los Arroyos de San Juan, El Caballo, y las Cazuelas, con sus
correspondientes acueductos y sus correspondientes toboganes de bajada y subida,
que animaban un poco el monótono recorrido por la pista del canal. Antes de llegar a la Zarza se puede ver una
charca que posiblemente estuviera allí de antaño y que al pasar el canal en su
trazado por dicha laguna la han unido al canal y de esta forma se comunican sus
aguas.
Por fin llegamos a la localidad de la Zarza, donde nace, según se dice
la tierrablanca, y alguien propuso que entráramos en el pueblo para hacer una
visita cultural y así lo hicimos, incluso aunque les hice la observación de que
había muchas cuestas. La última antes de llegar a la Iglesia de San Martín,
Patrón de la Zarza, era algo más corta que la de San Isidro, pero también más
empinada, a mi parecer. Sin embargo todos conseguimos subirla con éxito y
delante de dicha iglesia y de la estatua del Arriero y sus Faenas, nos hicimos
sendas fotografías para el recuerdo, no tan buenas como las que hace mi
compadre Paco con su móvil. Reemprendimos la marcha subiendo aún un poco más
hasta llegar a la carretera de circunvalación, donde paramos otro momento porque
tenía unas vistas impresionantes. Luego la bajada fue apoteósica. Cada cual
bajó a su ritmo. Yo alcancé la velocidad de cincuenta y ocho kilómetros por
hora, pero Enrique que me adelantó, incluso sin dar pedales, pensé que habría
alcanzado los sesenta y luego comprobamos que habían sido sesenta y dos con
veinte kilómetros por hora.
Pronto llegamos a la localidad de Alange que era
realmente el objetivo del día. Entramos por la carretera vieja hasta llegar a
una explanada majestuosa donde hay una fuente en el medio y un restaurante muy
bonito. Allí también nos hicimos algunas fotos, con los inconvenientes del día
en cuestión, a falta de mi compadre Paco. Ya estaban disfrutando los
componentes del grupo con el recorrido de este día, pero eso no fue nada para
cuando les llevé a la zona del Balneario. Allí paramos en un bar a tomar el
correspondiente refrigerio, cada cual como lo había determinado y acto seguido
les guié por los jardines del balneario, que son comunes, hasta salir a la
calle donde está la entrada principal del balneario y de los distintos hoteles
que son muchos y variados. En uno de ellos,
en el que habían estado mis compadres Reyes y Carmen, estaba sentada a la
puerta una chica que se me hizo que era de Santa Amalia, y que al escucharme
hablar, reconoció mi voz y me llamó la atención. Era Agustina, la nieta de la
Legionaria, que pasaba allí unos días.
El regreso lo hicimos por la carretera
de Don Benito hasta llegar al Canal, donde fuimos de nuevo hasta Valdetorres.
Anteriormente Josemari se había despegado del grupo y no volvimos a verle el
polvo. Allí se decidió que pararíamos a tomar algo y descansar un poco, vistas
las horas a las que llegaríamos al Alejandro. Y de esta manera conseguimos
hacer el último tramo del recorrido, llegando poco después de las dos.
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